"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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28-07-2017 |
Tupamaros en Chile
Una experiencia bajo el gobierno de Salvador Allende
Jimena Alonso
El siguiente artículo propone un estudio de las distintas experiencias que los militantes del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros recorren en su estadía en Chile durante el gobierno de Salvador Allende (1970- 1973). Debemos tener en cuenta que, en el caso de los tupamaros, fue el primer paso de un exilio –que sin quererlo- duró más de quince años. De esta manera, se intenta aportar un elemento al estudio del proceso chileno durante el gobierno de la Unidad Popular, y en qué medida los extranjeros que allí se encontraban formaron parte o no de este proceso.
Este artículo aporta además una visión de las discusiones que en la década de 1970 vivieron los grupos armados latinoamericanos sobre las estrategias a seguir para lograr su objetivo revolucionario y, en el caso particular de los tupamaros, poder analizar cómo se desarrolló su organización dentro de un contexto como el chileno.
Tupamaros en Chile. Una experiencia bajo el gobierno de Salvador Allende
El siguiente trabajo propone un estudio de las distintas experiencias que los militantes del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros recorrieron en su estadía en Chile durante el gobierno de Salvador Allende (1970- 1973).
La emigración de Tupamaros que se encontraban en Uruguay hacia Chile, comenzó luego del triunfo de la Unidad Popular en las elecciones del 4 de setiembre de 1970, con la confirmación de que Salvador Allende sería el nuevo Presidente de la República. Los tupamaros que en Chile siguieron vinculados orgánicamente con el MLN comenzaron así un largo período de exilio que les llevó a peregrinar por diversos países. Pero al principio, y hasta luego de consumado el golpe de Estado de junio de 1973 en Uruguay, tenían la convicción de que la salida del país sería algo temporal. Ana Casamayou 2 , en entrevista con la autora, señala: “ La idea era que salíamos del país, y a los tres meses volvíamos a Uruguay” 3 . Ana Julia Herrera 4 , en este mismo sentido señala:
La idea era sacarnos, para un poco ellos reorganizarse y ver cual era la situación acá y nosotros poder volver. La idea era salir para Chile (…) provisoriamente (…). Quien iba a decir que ese exilio iba a ser tan largo, nadie pensó 5 .
Chile constituyó, para los militantes de la izquierda uruguaya en general, no sólo un lugar de refugio, sino también la “ posibilidad de participar de un proceso revolucionario, o al menos, la de ser testigos de una experiencia inédita en América Latina: la de un gobierno de izquierda que había triunfado por la vía de las urnas” (Aldrighi y Waksman, 2006:33). Es por ello, que los Tupamaros se refieren a la organización del MLN-T en el exterior y no se refieren todavía a este período como de exilio. La idea no era solamente salir de Uruguay, sino salir para rearmar la organización luego de la derrota de 1972 6 y volver al país, a continuar la lucha. Recuerda Efraín Martínez Platero 7 :
No me sentí exiliado hasta que renuncié a mi organización política. Hasta fui un militante, que a partir de determinado momento estuve en el exterior por decisión de mi organización. Es una situación psicológica, mental, de movilidad completamente distinta. Estar con una responsabilidad, desde el punto de vista político, desarrollar una labor fuera del país, es diferente a estar exiliado (Aldrighi y Waksman, 2006:53).
En el caso específico de los Tupamaros, “ permitía también, [para quienes] viajaran a Chile encuadrados en el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T)- hacer una escala clave en un periplo que les permitiría volver a luchar en su propio país, previo entrenamiento político militar en Cuba” (Aldrighi y Waksman, 2006:53). Como veremos más adelante, a los militantes del MLN-T que se encontraban en Chile, les costó involucrarse en el proceso político chileno, y fueron casos excepcionales los que pudieron hacerlo. Carlos Sanz 8 , señala claramente cual era su postura con respecto a los procesos que se estaban viviendo en Chile,
se discutía el proceso chileno, pero no era nuestro proceso, es decir, nosotros no estábamos inmersos en el proceso (…). Si bien participábamos, algunos trabajaban, tenían relaciones con los sindicatos, o con las organizaciones de masas, a veces participábamos de alguna manifestación (…) 9 .
El gobierno de Salvador Allende, tuvo una política muy amplia con respecto al ingreso de refugiados de otros países latinoamericanos en Chile. Como veremos, la solidaridad de Allende con los refugiados políticos será una de las medidas centrales de su gobierno, y unos de los temas que le provocarán más conflictos con la derecha chilena.
En conjunto con su concesión de asilo político a 17 sobrevivientes de Teoponte, el novel gobierno dio asilo a 70 guerrilleros brasileros, 9 Tupamaros y 12 mexicanos en las primeras semanas. Si bien en Chile existía una larga tradición de asilo político, los números fueron creciendo durante el período ya que múltiples organizaciones de la izquierda de la región vieron en el Chile socialista un refugio seguro a las situaciones de persecución que sufrían en sus países (Marchesi, 2008:9) .
En el caso de los uruguayos, los militantes del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros, comenzaron a llegar a Chile, incluso -en algunos casos- algunos meses antes de que asumiera Salvador Allende. Los primeros en llegar, fueron presos políticos, a los que el gobierno de Jorge Pacheco Areco y luego de Juan María Bordaberry, les permitía el amparo a la opción constitucional de salir del país. En casi todos los casos, Chile constituyó el lugar donde comenzar esta partida. Carlos Sanz, señala “ la llegada a Chile empezó a fines del 70, con el gobierno de Allende (…) empezaron a recibir gente que salía de la cárcel y optaba por irse del país” 10 .
Pablo Blanco 11 , llegó a Chile en el primer grupo de tupamaros que viaja a ese país al amparo de la opción constitucional 12 ,
en esa época vos podías estar preso por medidas de seguridad o deportado. Es decir, vos tenías la opción de salir del país. Y por supuesto, optamos por salir del país. (…). Bueno ahí surge la idea de ir a Chile. Pensábamos que nos iba a ir a esperar alguien, no nos esperaba nadie. (…). Surge que había un hogar latinoamericano, y fuimos hasta ahí por lo menos para dejar las valijas. Ahí encontramos (…) a Ariel Collazo. (…). Y ahí nos orientamos un poco (…). Dijimos que no queríamos comprometer en nada las relaciones, y mucho menos que se generara ningún tipo de compromiso con el gobierno 13 .
Si bien, no existen registros de cuantos fueron los uruguayos que llegaron a Chile, los testimonios que hemos recabado para esta investigación nos hablan de cerca de entre 400 y 700 personas. El historiador Aldo Marchesi, señala que entre 1971 y 1973 entre 1500 y 3000 fueron los uruguayos de todas las tendencias que pasaron por Chile, aunque la mayoría fueron tupamaros. Eleuterio Fernández Huidobro y Graciela Jorge, plantean que cerca de 2000 uruguayos estuvieron en Chile en este período, la mayoría de ellos tupamaros (Fernández Huidobro y Jorge, Graciela, 1993:7).
El Gral. Manuel Contreras (ex Director de la DINA), señala que
“ la enorme infiltración extranjera, consentida por el gobierno de la UP, según los cálculos más mesurados de parlamentarios chilenos, llegaba en 1973 a 21.000 individuos de diferentes partes del mundo. Entre ellos lo que más preocupaba a las Fuerzas Armadas era el ingreso a Chile controlado por la Policía Internacional en 1973, de 725 Tupamaros, guerrilleros uruguayos con mucha experiencia de combate, entre ellos 97 mujeres (…).” (Aldrighi y Waksman, 2006:79-80).
Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos señala que del total de extranjeros que luego del golpe de Estado se asilaron en una embajada o fueron alojados en refugios, 619 eran uruguayos. El 3 de diciembre de 1973, según un informe enviado por la Embajada uruguaya en Chile al entonces Canciller Juan Carlos Blanco, cerca de 1568 uruguayos fueron atendidos en Santiago para la realización de varios trámites, aunque no podemos afirmar que todos ellos fueran exiliados políticos. (Aldrighi y Waksman, 2006:90).
Este primer grupo, que llega a fines de 1970, se organiza y todas las semanas va al aeropuerto a esperar la llegada de otros compañeros, que iban saliendo de Uruguay, y refugiándose en Chile. Ese fue el comienzo de la organización del MLN en dicho país.
A la semana siguiente vinieron otros, porque nosotros abrimos la ruta, empezaron a salir y salían todos para Chile (…). Todas las semanas íbamos a esperar el vuelo de Alitalia, que en general venían en ese vuelo. (…) 14 .
Como veremos en los apartados siguientes, la dirección del MLN-T y el gobierno de Allende acuerdan que los refugiados no participarían en asuntos de la política interna chilena y no realizarían ningún tipo de actividades conjuntas con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Si bien, este acuerdo no se llevó a cabo completamente, los tupamaros que se encontraban en Chile emitieron por lo menos durante 1972- 1973 un boletín de difusión interna, denominado “Carta de Uruguay”, en el que básicamente se hacía referencia a los sucesos que estaban ocurriendo en nuestro país. Aunque, en algunos números podemos encontrar alguna información referida a Chile, claramente no es representativa.
De este primer grupo de militantes, que llega a Chile a comienzos de 1971, la mayoría luego de entrenarse militarmente en Cuba, volvió a Uruguay, y fue detenida a principios del año siguiente.
Una segunda oleada se produjo luego de la derrota militar del 14 de abril de 1972. Según Eleuterio Fernández Huidobro y Graciela Jorge:
“ desde el segundo trimestre de 1972 la emigración en Chile al principio pequeña y ordenada, se fue transformando en un alud. La crisis de Uruguay arrojaba sus resultados sobre Chile. Los mecanismos que el MLN había montado para recibir fueron desbordados. Comenzaron a llegar los/las que el MLN enviaba más o menos ordenadamente y comenzaron a llegaron los/ las que se venían por su propia cuenta. Familias enteras. Gente joven vinculada aproximadamente con el MLN y sus estructuras orgánicas duramente perseguidas, buscaban refugio en Chile. Pasaban de largo por una también convulsionada Argentina en la que el panorama no estaba despejado. (…). Esa inundación de gente se acrecentó cuando los golpes represivos comenzaron a caer también sobre las estructuras políticas, sindicales, estudiantiles, barriales (…) (Fernández Huidobro y Jorge, Graciela, 1993:36).
Aldo Marchesi, señala que:
durante este segundo período los militantes del MLN-T tuvieron una actitud más pública en Chile, y desarrollaron al máximo los contactos políticos con todas las organizaciones de la izquierda chilena, a excepción del Partido Comunista, y con otras organizaciones de la izquierda latinoamericana que tenían delegaciones en Chile (Marchesi, 2008:11) .
Varios testimonios señalan que Chile no sólo fue un lugar de refugio, sino que también constituyó un espacio fundamental para la discusión política, tanto interna entre los militantes tupamaros, como con miembros de otros grupos políticos de la izquierda latinoamericana que se encontraban allí. Si bien se mantenían compartimentados y con documentos falsos, la situación de estar en un país que no los perseguía, les permitió discutir algunas cosas con cierta apertura entre sus militantes. Igualmente, las decisiones más complejas, como veremos más adelante, seguirán siendo tomadas por el pequeño grupo de dirección. Jorge Selves 15 , miembro de este grupo de tupamaros que se encontraba en Chile, señala:
En el exilio chileno es la primera vez que la izquierda latinoamericana tiene la posibilidad de conocerse, juntarse e intercambiar. En todos los ámbitos. Pienso que fue desde el punto de vista político, ideológico y hasta cultural, de los exilios más ricos que hubo en años. Para mí, más que el europeo 16 .
Vínculos con el gobierno de Salvador Allende
Los vínculos entre el MLN-T y el Partido Socialista Chileno, había comenzado tiempo antes de que los uruguayos comenzaran a llegar a dicho país. No debemos olvidar, que durante el secuestro por parte de militantes Tupamaros del embajador británico en Uruguay Geoffrey Jackson, Salvador Allende es quien se ofrece para actuar de mediador.
Si bien la organización, tenía contactos con varios miembros del gobierno de Allende, incluido el Presidente, muchos militantes tupamaros, salen de Uruguay y hacen primero un contacto con el gobierno y luego con la organización. Fernando Butazzoni 17 , por ejemplo, en entrevista con la autora, señala:
yo tenía un contacto en Santiago que no era del MLN, con un amigo digamos, por decirlo de alguna manera, que era Jorge Irisity, que era asesor del Ministro de planificación del gobierno de Allende. (…). Después de que me instalé y con cierta calma establecí contacto con la organización 18 .
Desde el mismo momento de su llegada, los Tupamaros se organizaron en grupos compartimentados. La dirección en Chile, estuvo integrada en un primer momento por Pablo Blanco y Jorge Becca Tessa, designados desde Montevideo. Pablo Blanco, señala: ahí empezamos a tomar relación con distinta gente, con gente del Partido Socialista, con gente del Partido Comunista, con el MIR, con los elenos, el ELN chileno, que era una base de apoyo a Bolivia 19 .
La permanencia de los exiliados fue organizada a través de un acuerdo político entre la dirección del movimiento y el presidente Allende. En 1971 en el marco de la visita de Fidel Castro a Chile, viajaron a Santiago Adolfo Wasem y Mauricio Rosencof, para discutir las condiciones de la ayuda que brindaría el gobierno chileno a la organización uruguaya. Según el militante tupamaro Jorge Selves:
el primer acuerdo que plantea Allende es que el MLN no tenga ningún tipo de contacto ni apoyo al MIR, que era su piedra en el zapato. Porque desde antes de que asuma ya le está ocupando tierras, por ejemplo. (…). ¿A cambio de qué? De una cierta ayuda y cobertura a los compañeros. Se logra el acuerdo. Siempre con la posición Allende de que los tupamaros no le complicaran la vida. (…) Bueno, nosotros no estuvimos de acuerdo con eso y no bien llegamos a Chile empezamos a dar vuelta la cosa (Aldrighi y Waksman, 2006:37).
A mediados de 1971, los militantes tupamaros que se encontraban en Chile eran alrededor de 70 personas, que se organizaban en grupos de aproximadamente 10 integrantes que alquilaban una vivienda o se hospedaban en base a la solidaridad chilena. Pablo Blanco, señala:
teníamos una disciplina interna, nos seguíamos comportando como militantes (…). Teníamos unas jornadas organizadas, no era que cada cual hacía lo que quería, había que acostarse más o menos a la misma hora, temprano, había una hora para desayunar, había una hora de estudios de distintos tipos (…), teníamos algunas horas para trabajar, y tenían algunas horas de reuniones (…) 20 .
El acuerdo entre Allende y los dirigentes tupamaros presuponía la existencia de una estructura organizada que coordinara la vida de los exiliados. A comienzos de 1971 un grupo de militantes cuestionó la política impulsada por el comando de la columna.
A partir de allí, algunos militantes con posiciones críticas se separaron del MLN. Entre ellos se hallaban José Ernesto Surra, Cándida Rodríguez, Pedro Lerena, Natalio Dergan, William Whitelaw, Fernando Barreiro y Alejandro Lerena. Se vincularon al Partido Socialista y al MIR y también recibieron apoyo solidario. Pese a las divergencias el MLN mantuvo con ellos un contacto periódico. Por intermedio de los socialistas chilenos, Dergan –mecánico de profesión- fue contratado en el taller donde se reparaban los automóviles de la custodia presidencial (GAP). Allí trabajaron y residieron hasta 1972 también Whitelaw 21 , Barreiro y Alejandro Lerena (Aldrighi y Waksman, 2006:40).
En el (…) taller (…) la tarea era (…) controlar que los vehículos de Allende, o cercanos a él, no estuvieran “envenenados” con trampas como las que pocos años después costaron la vida de Letelier o del Gral. Prats (Fernández Huidobro y Jorge, Graciela, 1993:17).
En el informe del Centro Militar, Nuestra Verdad , se señala:
Allende contaba con grupos paramilitares en todo el país, en especial en Santiago. El mas organizado era el Grupo de Amigos Personales (GAP) su guardia pretoriana, compuesta por cientos de hombres seleccionados, bien entrenados y perfectamente armados en cuya formación había participado el tupamaro William Whitelaw (a) Maciel, ex alumno del Liceo Militar y estudiante de Medicina, muy próximo a Allende, quien no cayó junto a éste en el Palacio de la Moneda, porque ese día estaba en Buenos Aires, entrevistando a otro tupamaro, Luis Alemañy. (…) ( Centro Militar, Centro de Oficiales Retirados, 2007:122).
Varios son los testimonios, que se contrastan con esta fuente, señalando que Withelaw ya se había marchado definitivamente de Chile. Raúl Rodríguez 22 , señala que en julio de 1973 cuando él llega a Santiago, Withelaw se va a los pocos días para Argentina (Aldrighi, 2009:383) .
Existen varias referencias, que ubican a William Whitelaw como parte del Grupo de Amigos del Presidente (GAP). Un testimonio anónimo citado por la historiadora Clara Aldrighi-, señala que convivió con Whitelaw y con los miembros de la custodia presidencial, y asegura que ningún uruguayo integró el GAP. (Aldrighi, 2009:438) . Igualmente, el MLN-T mantuvo muy buenas relaciones con los miembros del GAP a quien ayudó en aspectos técnicos relativos a la seguridad del Presidente, y de quienes utilizaron parte de su infraestructura para trasladar clandestinamente documentos y armamentos hacia Uruguay.
A partir de 1971, y con la llegada a Chile de nuevos militantes, la nueva dirección intentará cambiar el rumbo de estas decisiones. Carlos Sanz, asegura que si bien muchas veces los contactos no eran directos con los miembros del gobierno, si se hacían
con las organizaciones que eran parte del Frente Popular (sic) (…). Ahí había mejor relación con el MIR y con los socialistas, que con los comunistas (…). En todo caso nosotros estábamos jugando de visitantes y ellos de locatarios. Había que respetar un poco, en todo caso, lo que nosotros podíamos hacer en Chile, era un poco lo que nos dejaban hacer 23 .
Pablo Blanco, opina con respecto a las vinculaciones con el proceso que se estaba desarrollando en Chile
nosotros no hablábamos si no nos pedían opinión, no dábamos opinión salvo que nos pidieran, no íbamos a dar línea ni cosas por el estilo. (…) Nosotros teníamos criterios muy rigurosos de borrarnos y de no aparecer en ningún lado, criterios de clandestinidad, que mas o menos la habíamos practicado un poco acá 24 .
Vínculo con otras guerrillas latinoamericanas
En noviembre de 1971, llega a Chile Lucas Mansilla, ex miembro del Comité Ejecutivo de la organización, quién imprimió al exilio chileno una nueva orientación. A partir de ahora el MLN-T de Chile comenzó a dedicarse a los contactos políticos con otros colectivos de izquierda latinoamericanos y con los partidos de la Unidad Popular e intentó terminar con el abroquelamiento que la organización estaba viviendo.
La consigna de la nueva dirección es la de abrirse al exterior y despejar el camino para mantener una actividad política pública, al igual que los demás guerrilleros exiliados. En un primer momento Mansilla y Selves se interiorizan de la situación de la columna, que contaba con pocos militantes (Aldrighi y Waksman, 2006:41).
Es en este proceso, y debido a sus contactos con el resto de la izquierda latinoamericana que se encontraba en Chile, que Mansilla integra a William Whitelaw a la dirección del MLN-T.
Al poco tiempo, los tres dirigentes comenzaron a concretar estos contactos con el resto de la izquierda, privilegiando al MIR sobre el Partido Socialista y al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) sobre los grupos peronistas argentinos. Se continuó con el trabajo conspirativo, se proporcionó ayuda a otras organizaciones, documentación falsa y asesoramiento en materia de seguridad. En un balance del Regional Santiago de enero de 1973, se explicita claramente esta alianza.
Se plantea el apoyo y la alianza estratégica con el MIR y los primeros planteos acerca del reformismo de la UP. Esto significa un salto cualitativo en la asunción del marxismo leninismo 25 .
Fernando Butazzoni, asegura que la dirección del MLN en Chile mantenía contactos con el MIR. “ Eran contactos sobre todo de discusión política. Creo que también hubieron algunos contactos de pasarle plata unos a otros (…).” 26 Hasta este momento, se pensaba que era el MIR quien tenía mayores similitudes ideológicas y políticas dentro de Chile con las propuestas del MLN-T.
Ambas organizaciones descreían de la viabilidad del camino pacífico al socialismo propuesto por Allende, y advertían los riesgos de que los sectores populares no estuvieran preparados militarmente para una reacción contrarrevolucionaria. (…) El MIR trataba de ofrecer apoyo logístico a las crecientes necesidades que el MLNT tenía como consecuencia del cada vez más numeroso contingente de militantes que llegaba desde Uruguay, mientras que el MLNT ofrecía asesoramiento en aspectos técnicos y operativos al MIR (Marchesi, 2008:11)
Luego de la llegada de Mansilla los tupamaros aunaron lazos con otros guerrilleros de varios países latinoamericanos, e incluso en algún caso, europeos. Todos estos grupos utilizaban a Chile como territorio de refugio, sin interferir en la política local.
Hugo Wilkins 27 , militante tupamaro, que se encontraba en esos momentos en Chile, señala:
con otro compañero salimos a dar cursos a los cordones industriales, a armar sistemas de defensa con gente del MAPU, socialistas y el MIR, que estaban en direcciones de fábrica. Tenían una potencialidad del diablo para resistir el golpe. Había trabajo para hacer. (…). En las Torres de San Borja había chilenos, brasileños, uruguayos, cubanos de la embajada. Varias veces salí con un fierro porque los fachos nos estaban esperando al pie de las escaleras” (Aldrighi, 2009:264) .
Fue en este momento, entre los grupos dirigentes de las distintas guerrillas que se encontraban en Chile, donde nació la creación de la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR) 28 . Estas conversaciones continuaron en Argentina, donde a comienzos de 1973 comenzó el funcionamiento de la JCR. En el caso del MLN-T se designó a Efraín Martínez Platero, como representante de la JCR en el exterior.
Las primeras acciones en conjunto, fueron acciones para mejorar el tema del financiamiento, y obtener el dinero para los viajes de los dirigentes, la manutención del resto de los militantes y otros gastos de la organización.
Paralelamente, en Chile y a iniciativa de Andrés Cultelli 29 se creó una “escuela de cuadros” para impulsar la formación marxista, con el objetivo de que los exiliados siguieran un programa de estudios regular. Esta idea de la “escuela de cuadros” también fue un punto de discusión entre los miembros del MLN-T que se encontraban en el exterior. Efraín Martínez Platero, relató al respecto:
La escuela de cuadros de Chile fue un sueño de algunos, (…), que fue bien de acuerdo a lo que uno se imaginaba que en una escuela de cuadros de un movimiento guerrillero iba a pasar, un fracaso total y absoluto, verdad. En donde por más que vos hagas escuelas de teorías y des instrucciones desde el punto de vista teórico y todo lo demás, no cambia la mente de la gente. Yo siempre dije y además lo he dicho en repetidas veces, no ironizando, literalmente porque fue así además las discusiones que tenemos y porque eso lo que yo cuento es anécdota, pero refleja realmente lo que era eso. En una discusión que casi se agarran a las piñas el MIR chileno con el PRT, discutiendo a ver si es revolucionario o no cagar con la puerta abierta. (…). Iban a un lugar determinado, que no se que era, se ve que era una casa que tenía el MIR chileno fuera de la ciudad (…), y ahí recibían los cursos de los compañeros que más sabían de teoría. (…). La realidad es que no sirvió nunca para nada. (…) 30 .
Las discusiones eran de corte ideológico y mayoritariamente se leían selecciones de clásicos del marxismo. En el artículo referido, Aldo Marchesi, señala que en la obra de John Dinges, hay una breve referencia con respecto a esta escuela de cuadros, y que la misma se ubicaba en la zona de Cajón del Maipo. De este lugar, pero intentando cruzar la frontera hacia Argentina, posteriormente serán secuestrados tres militantes tupamaros que desaparecerán en Chile, como veremos más adelante.
En octubre de 1972 –al comenzar a valorar la complejidad de la política chilena- empezó la emigración hacia Cuba. Igualmente, los militantes que quedaron en Chile, luego de realizado el “tancazo” del 29 de junio de 1973, vieron inevitable, aunar sus fuerzas con las de otras guerrillas latinoamericanas que se encontraban allí, al ver cada vez más fuerte el avance de la derecha.
Es a partir del 29 de junio que se define como política la integración organizada a la lucha de clases en Chile. Se realizan contactos más regulares, para trabajar con grupos del MIR de distintas especialidades y también con el P. Socialista, para intercambiar experiencias y realizar trabajos concretos. A partir de esta etapa se concreta la alianza estratégica con el MIR, es una política que tiene distintos niveles: se instrumenta el intercambio de cuadros, por decisión de la comisión política, la integración a nivel de partido con el MIR se da por el pasaje de 4 compañeros de responsabilidad (…). Hubo también participación de un grupo reducido de compañeros con un buen nivel técnico político, integrado a tareas en el aparato militar especializado del MIR 31 .
La integración de militantes tupamaros orgánicamente al MIR será una práctica que se dará tanto en Chile, como en Argentina con el PRT-ERP. En el caso chileno, esta integración se mantiene y continúa aún después del golpe de Estado.
Los campamentos
A partir de este segundo aluvión de militantes a comienzos de 1972, los uruguayos oscilaron entre el aislamiento y formas de integración básicas. Quienes permanecieron organizados en el MLN formaron un grupo cerrado, y una vida social restringida por la compartimentación. Todas las necesidades de sobrevivencia, vivienda, alimentación, documentación, salidas del país, entre otras cosas, fueron atendidas por la cúpula de la organización, que asumían la representación del resto. La apertura inaugurada por la dirección de Mansilla no significó que los tupamaros iniciaran un proceso de integración al medio.
A fines de 1972, comenzó a traslucirse un conflicto entre el grupo dirigente y los grupos de base que se encontraban en Chile.
El MLN de Chile sufrió un proceso de estratificación. Se consolidó una jerarquía política integrada por los cuadros de dirección y un reducido círculo de militantes de confianza. Surge de los testimonios que estas personas gozaban de ciertos privilegios: no vivían en grandes colectivos, no realizaban trabajo manual, viajaban con frecuencia, mantenían contactos con personalidades políticas, tenían acceso a información calificada, realizaban tareas conspirativas y manejaban mayores cantidades de dinero. Aunque su estilo de vida fuera austero, no sufrían las privaciones a las que a menudo se veían sometidos los militantes de base, llegados en la oleada de 1972 (Aldrighi y Waksman, 2006:57).
Desde un primer momento, se agrupó a los exiliados en casas comunitarias y se les exhortó a mantenerse aislados de la sociedad y la política chilena.
Al principio alquilamos un apartamento medio grandecito, e iban llegando compañeros, cada vez más. Una vida muy austera (…). A tal punto que en Chile la madera es baratísima, entonces compramos madera e hicimos las camas nosotros. (…). Íbamos a la feria (…). Comíamos mucho pescado … 32 .
Ana Julia Herrera, señala con respecto a su experiencia:
En Santiago mismo estuvimos un mes y quince días, hasta que al final era tanta la cantidad de uruguayos que había en Santiago, que empiezan a sacarlos un poco (…). Nosotros personalmente con otra gente que conocíamos se nos ocurrió, propusimos, hacer un taller de artesanías, para poder bancarnos nosotros. Alquilar una casa, en Cartagena, para vaciar un poco Santiago. Ahí nos fuimos un grupo importante como de diez personas más o menos. (…) Se alquiló una casa grande, nos pusimos con las artesanías y dos personas iban a Santiago a colocar la mercadería. (…) Ahí estamos hasta fines del 72 que el MLN hace una reestructura (…) y el gobierno de Allende le propone al MLN ir a hacer un trabajo, trabajar la tierra en un fundo (…)” 33 .
La solución escogida a fines de 1972 por la dirección para mantener agrupados a los militantes y resolver el problema de la escasez de viviendas fue la de instalarlos en campamentos a considerable distancia de Santiago, fundamentalmente en zonas rurales o en la montaña. En un informe del Regional Santiago de enero de 1973, se visualiza claramente el problema de la cantidad de militantes que se encontraban en Chile, sumado a la necesidad de reducir los gastos. Explícitamente se señala: Un frente excesivo en lo numérico y la necesidad de reducir la inversión de cuadros y dinero en un frente que pierde paulatinamente importancia 34 .
En los campamentos convivían aproximadamente cuarenta personas, de distinto sexo y edad. Los adultos colaboraban, con las tareas agrícolas, dormían en carpas, y tenían un estilo de vida por demás austero. Carlos Sanz, estuvo en un campamento en las cercanías de la mina de El Teniente, y señala:
eran un depósito de gente, que no se sabía que hacer con ella. En un principio fue una forma de bajar los gastos, porque la gente estaba en hoteles y en pensiones en Santiago y era caro mantenerlos ahí (…). Lo que se intentó fue bajar el costo y a la vez hacer un poco de escuela (…) combinar el trabajo con el entrenamiento físico 35 .
Fernando Butazzoni, nos relata con respecto su experiencia en los campamentos:
eran una mezcla en realidad, ahora lo veo antes no, como de campamento de entrenamiento militar y hippie. Era una onda Woodstock Guevara (…). Era en la costa, a orillas del mar, entonces caminábamos, aprendíamos a andar en el campo guiados por las estrellas (…). Pero éramos como treinta o cuarenta personas. (…) Éramos todos militantes del MLN y había un jefe digamos, un responsable, y había dos o tres grupos, de estudio, éramos un pequeño grupo guerrillero pero sin armas, estudiábamos, hacíamos las tareas de campamento, hacíamos entrenamiento físico, (…) de entrenamiento militar. (…) Estuvimos ahí hasta una semana antes de las elecciones parlamentarias 36 .
En algunos casos, los militantes tupamaros participan directamente, de la toma y ocupaciones de tierras que realiza el MIR. En otros casos, los miembros del MLN-T, van a trabajar a fundos expropiados por el gobierno de Allende. En la obra de Eleuterio Fernández Huidobro y Graciela Jorge, se muestran algunos testimonios de militantes que se fueron a vivir a las poblaciones controladas por el MIR.
Varios son los análisis que de esta experiencia se realizan, la mayoría de los que pudimos recabar no muy positivos. En el balance que realiza el Regional Santiago en enero de 1973, -al que recién nos referimos- se señalan las deficiencias en las que se encontraba dicho Regional en ese momento:
el traslado de cuadros a otros frentes de lucha lo que debilita cualitativamente el frente; cambia toda la dirección en el frente salvo un compañero y se desintegran los organismos de dirección intermedia paulatinamente; desorden administrativo (…). No se sabía la cantidad de compañeros que había en el frente. Cuánto dinero se gastaba. No se conocía la cantidad de locales ni de materiales que tenía la organización. No se conocían las condiciones de seguridad de los locales, autos y de toda la infraestructura en general; deficiencias en lo organizativo, al bancamiento político debido a la gran cantidad de compañeros bajo la responsabilidad de un solo compañero. Al no estar determinados los límites de la organización, mucha gente se encontraba colgada y sin tener definida su situación (…) 37 .
En muchos de estos casos, se ve claramente la incertidumbre de estos militantes uruguayos que se sorprendían por un lado, por el importante nivel de participación popular, pero a la misma vez nacía la preocupación al avizorar una profunda reacción de la derecha. Por el hecho, de provenir de un país que estaba viviendo un importante proceso de avance del autoritarismo, desconfiaban del optimismo de muchos militantes chilenos.
Aníbal De Lucía 38 , nos da su opinión al respecto sobre estos campamentos:
Porque no hay posibilidades materiales de meter a toda la gente en un hotel, creo que no servía (...). Entonces el criterio que tiene Mansilla es hacer campamentos en las afueras (...), por ejemplo mi compañera era de un campamento en esa época. (...). Había un loco, (...), el pelado Sanz [Carlos Sanz] y el era el responsable en dónde estaba Graciela mi mujer, y pasaban un hambre, pero descomunal y estaban en la montaña, y los hacía hacer guardia, y en la montaña salvo los alacranes no había nadie en la montaña, no iba nadie a la montaña. (...) 39 .
Ana Casamayou, en entrevista con las autoras señala:
[En diciembre de 1972] me fui primero a Chile. (…) y era algo raro, porque estaba el gobierno de izquierda, pero por otro lado había una guerra de la derecha al gobierno de Allende y había como un afloje de parte nuestra. Pero, yo no me sentí bien ahí, alquilamos un apartamento varios y había una posibilidad de irse a la montaña y había un grupo de compañeros, que eran mas bien compañeros de la tendencia, que lo que estaban haciendo era plantar frijoles en la montaña y ta, y algo de discusiones políticas. Era como una vida aparte de todo, y me fui para ahí, pedí para irme para ahí, mi compañero se tuvo que quedar en Santiago, pero a mi no me gustaba la vida ahí. (…) Y habían campesinos ahí plantando, yo fundamentalmente me acuerdo entre nosotros de haber trabajado, y de día hacíamos tipo comunidad, tipo campamento (…) pero me sentí mejor que en Santiago. (…) Fumábamos yerba mate, porque no teníamos cigarrillos. (…). Seguíamos con la cabeza compartimentada, porque la idea era volver acá. (…) 40 .
Efraín Martínez Platero asegura que la idea de los campamentos, no fue por problemas de falta de recursos, sino que fue una decisión absolutamente política.
Ahí para mi fue un invento de los cañeros, al que se accedió, no sé quien, yo cuando llegué ya estaban todos ahí, incluso ya se habían robado varias ovejas. Hay un episodio, de eso hasta en el que Allende tuvo que intervenir y hubieron tres o cuatro presos. (…) 41 .
Mario Córdoba 42 , plantea en esta misma línea:
Los campamentos en Chile, los campamentos en Suecia, los voluntariados en Cuba (…), eso eran todos islas, islas completamente alejadas de las realidades, era formación de secta. (…). Era todo lo contrario de lo que nosotros hablamos. (…). La formación debía ser tratada a partir de las formas de vida cotidianas (…) 43 .
Fernando Butazzoni, señala:
la dirección del MLN en Chile, tenía mayoritariamente una postura con respecto a que hacer con la tropa, por decirlo de alguna manera, y la postura era entretenerlos para que jodieron lo menos posible. (…). Y los campamentos, creo que con cierta sabiduría recogían varias inquietudes, manutención muy económica, (…), le sacábamos al gobierno de Allende un problema de arriba, que tenía no se cuantos tipos clandestinos caminando por Santiago de Chile, y de alguna manera entretenía a la gente, en el sentido de que nos hacían pensar que estábamos militando y preparándose para continuar (…) 44 .
Hugo Wilkins, en entrevista con Clara Aldrighi, señala:
Pero en los campamentos de Chile estaban sufriendo, aunque se callaran la boca. Yo en Chile no pase ni hambre, ni frío. Vi la diferencia entre Santiago y los campamentos. (…) Yo viviendo en las Torres de San Borja, en un piso 20, con calefacción de todo tipo a toda hora, mientras los compañeros estaban en carpas (Aldrighi, 2009:263).
Me enteré, al llegar a Chile en enero de 1973, de que había plata, de que se vivía bien, que se inventaba el cuento de la cobertura para tener comodidades inaceptables. Cuando en Uruguay los compañeros caían como moscas porque no tenían donde ir, no tenían para comer. Cuando me fui de Montevideo había comprobado que la situación era gravísima. Porque por mi forma de ser tenía muchísimos horizontales entre las columnas. Totalmente inapropiados, pero los tenía. Conocía la realidad. Situaciones espantosas. (…). A mí, cuando llegué a Chile, me ofrecieron el oro y el moro. Me ofrecieron plata, me ofrecieron que mandara a mis gurises a una escuela privada. Porque ¿cómo iban a ir a una escuela pública? Me ofreció concretamente dinero para eso un dirigente, que enviaba a sus hijos al Colegio Latinoamericano de Santiago (Aldrighi y Waksman, 2006:60).
Un problema fundamental, lo constituían la cantidad de mujeres embarazadas, militantes del MLN-T que se encontraban en Chile en ese momento, y que muchas de ellas estuvieron en los campamentos o en los fundos. La primera resolución, fue sacarlas para Cuba, pero en ese momento, Cuba no admitía ni mujeres embarazadas, ni niños, ya que el objetivo fundamental de trasladarse a aquel país era el entrenamiento militar. Muchas de ellas, entonces, quedaron en Chile incluso hasta el momento del golpe de Estado, solas ya que la mayoría de los hombres viajan para Cuba.
Como problema fundamental, tenemos un sector sin objetivos políticos, ni planes de trabajo definidos. Su creación surge no como una necesidad política, sino como un rejunte de compañeros, provenientes de los campamentos y de la gente que en ese momento llegaba o se encontraba en Chile. La situación de las compañeras embarazadas, tomado como un problema y no como una situación política de compañeras cuyo encuadre y futuro había que definir 46 .
Ana Julia Herrera, era una de las mujeres que se encontraba embarazada en ese momento en Santiago,
lo que yo veía, era que en el frente de Santiago nos habíamos quedado mujeres embarazadas solas (…) nunca pueden dejar en un frente de cualquier guerra, ni mujeres, ni niños, ni viejos. Siempre tiene que quedar una base para poder pelear. Porque sabíamos además, que si se venía algo, a los extranjeros nos iban a matar, porque nos odiaban. Porque claro odiaban a Allende, y él nos apoyó mucho. (…) Habíamos muchas embarazadas, me parece que éramos 38 47 .
En marzo de 1973, se produce un episodio con los tupamaros que se encontraban en un campamento, lejos de Santiago.
Una noche, nos detienen y nos llevan a una cárcel [a todos los del campamento]. A nosotros nos detienen una semana antes de las elecciones parlamentarias. Las elecciones parlamentarias del 73, tenían la siguiente característica (…) Allende podía perder (…) mayorías (…) a nivel del parlamento chileno, lo que le podía complicar seriamente su gestión en el gobierno. Y la derecha hacía fuerza para que eso ocurriera. Entonces, la detención nuestra, se hizo un gran escándalo en la prensa, de que un grupo guerrillero estaba entrenando con la anuencia del gobierno, etc., jugó el papel de incidir en las elecciones, con el tema del miedo, de Cuba, de la Unión Soviética, etc. (…) es más habían leyendas de que en el puerto de Valparaíso (…) llegaban todo el tiempo buques soviéticos (…) y era todo mentira. Bueno, la cuestión es que un día antes de las elecciones, ya en veda electoral, a nosotros nos dejan en libertad. Yo creo que por una movida del propio Allende, porque además estábamos todos clandestinos, con documentos falsos. (…) y a las 72 horas nos sacan para Cuba 48 .
Probablemente, este sea el motivo, por el cual luego de esta fecha se desarmen todos los campamentos.
El Simposio de Viña del Mar
En febrero de 1973, la dirección tupamara en Chile, resolvió realizar una reunión de militantes con el fin de analizar principalmente las causas de la derrota de la organización. Los temas tratados, según el propio documento emanado del Simposio, son:
Análisis de la etapa anterior (años 70-72); Cuestiones ideológicas; Estrategia político- militar de la organización; Política de alianzas; Acerca del Partido; Estructura de la organización; Política internacional; Política de cuadros; Acerca de nuestros compañeros prisioneros; Varios 49 .
A partir de ello, había que buscar una nueva vía política y organizativa, planteando nuevos objetivos y una nueva estrategia. El nuevo camino, estaría dado por rearmar el movimiento, ahora sobre las bases del marxismo leninismo. Según la historiadora Clara Aldrighi, el MLN que surge de Viña del Mar es una nueva organización política.
Efraín Martínez Platero, relata con respecto a las resoluciones del Simposio
(…) nos declaramos incapacitados de la labor de masas. Y que todo había fracasado por eso. (…) adoptar un centralismo democrático no quería decir, que éramos un partido comunista, adoptar un centralismo democrático quería decir que era una forma de organizarse, era una forma de poder desarrollarse, de estructuras organizativas, pero de ninguna manera que eso ideológicamente te marcara. (…) 50 .
Luis Alemañy 51 , también acuerda en la influencia que tuvieron el MIR y los cubanos para que el MLN-T se declarara marxista leninista:
La adopción del marxismo leninismo en febrero de 1973 –decisión con la que estuve de acuerdo desde Uruguay, donde me encontraba, pero con matices – dependió de nuestra relación con el MIR, pero fundamentalmente de la relación con los cubanos (Aldrighi y Waksman, 2006:67).
Varios protagonistas señalan, que la idea de crear un partido marxista leninista, estaba planteado en la interna de la organización, incluso antes del Simposio. Ana Casamayou, dice al respecto:
Cuando Viña del Mar ya estaba en la organización toda la discusión sobre la formación del partido marxista y todo eso, la línea política de masas, se discuten muchas cosas. Yo siento que la organización ya estaba muy como desmembrada por la cantidad de gente presa que había, porque salíamos a una realidad, que era Latinoamericana que la teníamos presente pero tampoco nos integrábamos a la realidad de otros países, entonces se vuelve una organización, que como que había que mantenerse (…) 52 .
Aníbal De Lucía, señala en la misma línea:
no amaneció ahí en Viña del Mar. (...). Ya se venía conversando desde la derrota eso. Fundamentalmente la gente que estaba en Chile y en Argentina influenciados por el PRT 53 .
Otro protagonista señala, en entrevista con Clara Aldrighi, que el MIR ejerció una influencia decisiva y que las tesis fueron elaboradas previamente por Lucas Mansilla con el aporte de Andrés Cultelli y Kimal Amir. En el Simposio participaron unos 30 militantes que provenían de distintos regionales del MLN (Chile, Montevideo y Cuba), pero no eran delegados de sus respectivas organizaciones, sino que fueron seleccionados por los dirigentes de Chile. De las distintas entrevistas realizadas, pudimos ubicar algunos de los participantes de este simposio, Andrés Cultelli, Kimal Amir, William Whitelaw, Giocondo Ravagnolo, Aníbal De Lucía, Jorge Selves, Efraín Martínez Platero, Floreal García y Mirtha Hernández.
Fernando Butazzoni, señaló, que del grupo donde él participaba en Chile, ni se discutieron los documentos previos, ni participaron luego de la realización del Simposio. Yo del Simposio me vengo a enterar, ya estando en Cuba 54 .
Ana Julia Herrera, sin embargo plantea con respecto al simposio: me acuerdo muy vagamente, pero si se participa en todas las discusiones, absolutamente en todas, creo que iba un compañero por cada grupo. 55
Según Efraín Martínez Platero: El clima era positivo, porque por primera vez teníamos la posibilidad de discutir (…). El simposio, es simplemente un escalón para tratar de interpretar la derrota (…) 56 .
El documento aprobado por los participantes enunciaba algunos principios generales sobre el destino del Uruguay y del MLN, basados en la teoría marxista leninista.
Como introducción al simposio se realizó una revisión crítica de la historia del MLN. La decadencia del movimiento había tenido su punto de partida en agosto de 1970, con la captura de Raúl Sendic y otros 23 dirigentes. Desde entonces el MLN no había ofrecido respuestas valederas, ni en el terreno político ni en el de la lucha armada (Aldrighi y Waksman, 2006:68) .
El planteo central, era que en la raíz de las desviaciones militaristas que habían llevado al MLN-T al fracaso en el plano militar, se encontraba una mayoría numérica de militantes de clase media –fundamentalmente estudiantes- y el abandono de la ideología marxista leninista.
En este sentido, el mismo documento señala:
XII. En lo militar: se comienza en abril lo que se llamó el accionismo. Es decir, el accionar constante de grupos, sin un correcto análisis político de la situación. El accionar por el accionar mismo, no como forma de lucha combinada con la lucha política, principio fundamental de la guerrilla. Esto nos lleva a deformaciones en la línea y deformación de los compañeros, el militarismo. (…) Se quiso meter al pueblo en la organización y no la organización en el pueblo 57 .
Por otro lado, se destacaba la presencia de obreros en el primer grupo fundacional de la organización, en contraste con el posterior ingreso de estudiantes y pequeño burgueses. De aquí la necesidad de enmarcarse en la teoría revolucionaria del marxismo leninismo.
Mario Córdoba, recibió las resoluciones del simposio estando en Montevideo. Con una visión optimista con respecto a este proceso señala:
Para nosotros caer con el simposio, era completamente distinto que haber caído en derrota. Ahí ya no estábamos en derrota, estábamos formando algo. Y para nada estábamos echando culpas, para nada estábamos hablando contra el Bebe [Raúl Sendic] y para nada estábamos maldiciendo. Es nada más que una etapa de síntesis, de evaluación y de autocrítica, para mi en Montevideo se vivió así, yo te puedo decir donde yo estuve para adelante, es decir, así vale la pena hasta caer, así vale la pena enfrentar porque hay camino para adelante. Para nosotros eso fue un alivio, caer así fue un alivio, haber caído en derrota con gente que cantaba, con traidores, eso es no entender que no, que había algo ahí que teníamos que corregir, que de lo que habíamos hecho había cosas que estaban muy bien, cosas que históricamente habían servido, y que teníamos todo un camino para adelante. (…). Y más adelante, agrega: transformamos una derrota en esperanza. Construimos a través de esa discusión, de esa profundización compañeros caídos en compañeros parados. Compañeros destruidos por la máquina, valoraron de qué valió la pena el sufrimiento de esas cosas, porque vieron futuros caminantes. (…) 58 .
El documento final del encuentro en Viña del Mar, también refiere a los orígenes del MLN-T,
llegamos a crear la organización por un análisis de clase y no por un simple sentimiento patriótico. Se creó la organización por aquellos sectores del pueblo que participan activamente en el desarrollo de la lucha de clases y porque en esta lucha estamos al lado de los explotados y de los obreros, asumimos su causa y con ella sus principios, su estilo de vida y su ideología 59 .
Por ello, se advertía la necesidad de reclutar militantes entre los obreros fabriles, los asalariados rurales, los trabajadores manuales e incluso los marginados. Esta consolidación ideológica, aplicada también en lo organizativo y en lo militar, hacía posible la transformación del MLN-T en un partido “vanguardia de la clase obrera”. Si bien, su planteo era basarse en una ideología dura, exhortaban a la militancia a no caer en esquematismos, analizar la realidad en forma global y profunda y aplicar la línea con flexibilidad.
Los participantes del simposio destinaron varias páginas del documento final a recomendar normas de comportamiento. El nuevo partido necesitaba cuadros que fueran a la vez agitadores, propagandistas, organizadores y combatientes. Para ello era necesario combatir las “deformaciones” y cultivar las “virtudes”, terminar con los chismes y el amiguismo y no abusar de la “confianza política”.
Los típicos compañeros individualistas funcionan más gustosamente en forma personal. La falta de humildad, el hacer misterios con la tarea individual (…) destruyen el grupo. Algunos compañeros pensaban en su individualismo que eran unos genios del equipo. La Orga ha hecho una verdadera escuela para mantener en todos los problemas una actitud modesta. La falta de modestia (…) es el quebrantamiento de un conjunto de normas ideológicas. Admitir sus errores ante los demás y criticar los de otros. (Aldrighi y Waksman, 2006:70).
Para la historiadora Clara Aldrighi, este intento de refundación de la organización, en lugar de aportar oxígeno al MLN, condujo a la renuncia de su identidad y contribuyó a la fractura ocurrida en noviembre de 1974 en Buenos Aires, que dio origen a Nuevo Tiempo 60 . A partir de ello, se fundaron también otras dos grandes fracciones: la Tendencia Proletaria y la denominada “Ortodoxa” o “Centrista” que permanecieron, aunque con graves contrastes, dentro del MLN luego de la separación de los renunciantes.
La idea de rearmar al MLN-T sobre bases marxistas leninistas, no respondía solamente a la necesidad de explicar la derrota y de generar una nueva estrategia, sino que también respondió a la necesidad de igualar los planteos con las organizaciones aliadas, aceptar la integración de la organización a la Junta Coordinadora Revolucionaria (que en sus estatutos admitía exclusivamente a las organizaciones que cumplieran con estas exigencias ideológicas), y afianzar el camino para lograr el compromiso del partido cubano con la organización.
De hecho, los participantes de Viña del Mar reorganizaron el MLN adoptando una estructura en todo similar al PRT. Se creó una dirección colegiada –el comité central- de quince miembros, elegidos entre los treinta congresistas. En su interior fueron jerarquizadas una comisión política (integrada por Mansilla, Martínez Platero, Amir y Alemañy) y otra militar (con Aníbal De Lucía en operaciones, Whitelaw en logística, Giocondo Ravagnolo en inteligencia y Gabino Falero en funciones no especificadas)” (Aldrighi y Waksman, 2006:72).
La comisión política se hallaba dispersa en los distintos frentes, pero la militar funcionó unida en Buenos Aires. Efraín Martínez Platero, acuerda con esta visión con respecto a la presión que ejercieron las guerrillas aliadas en estos temas:
Las presiones brutales que se recibían en Viña y que se recibieron en todo el contexto del exilio fueron clarísimas, no. Incluso en Cuba, con respecto a una autocrítica rápida, cosa que también la hicimos y la hicimos tan rápida que fue bien superficial, pero que alcanzaba a contentar a los aliados que teníamos. (…) 61 .
Otro de los aspectos de discusión del Simposio de Viña del Mar, fue el asunto del retorno a Uruguay. En el Simposio, parecería que se hubiera acordado acerca de la necesidad de tomar cierta distancia con respecto al tema de volver a Uruguay. Producido el golpe de Estado –el 27 de junio de 1973- y el aumento de la detención de cientos de militantes en nuestro país, generó que la dirección que se encontraba en el exterior, comenzara a dudar acerca de la posibilidad de volver a Uruguay rápidamente. Se acordó que en primer lugar, los militantes que se encontraban en Chile, saldrían para Argentina o para Cuba, y luego se discutiría la viabilidad de regresar a Uruguay. Como veremos más adelante, la política de sacar a los militantes de Chile, no fue clara y cientos de exiliados quedaron bastante aislados en dicho país, fundamentalmente hasta el momento del golpe militar.
La proletarización
Como hemos visto anteriormente, entre las definiciones del Simposio de Viña del Mar, estaba la de comenzar a reclutar militantes con origen obrero. Esta definición, claramente cuestionaba, a aquellos miembros de la organización provenientes de la clase media, y fundamentalmente del movimiento estudiantil. La manera de salir de esta situación, era mediante la reeducación en centros fabriles, la vida en comunidad y fundamentalmente el estudio del marxismo leninismo.
Efraín Martínez Platero, relata con respecto a este proceso:
Nosotros ya en Punta Carretas teníamos eso, la tendencia de ver a los peludos e incluso a la clase obrera uruguaya como manera a seguir, más que por lo problemas de carácter ideológico, te diría yo que por la forma de ser y de actuar dentro de la organización y de actuar frente algunos acontecimientos. Era eso más que nada, despojar un poco aquella brutal cantidad de conceptos de carácter ideológicos que podían definir a un ser humano que actuaba de una manera que era mucho más acorde con lo que nosotros queríamos hacer en el Uruguay. (…) Eso que después en el simposio de Viña se tradujo en la actitud proletaria ante la vida. (…)” 62 .
Obviamente, este tipo de decisiones, generó muchísimas discusiones en la interna de la organización. En el documento final de Viña del Mar la proletarización era presentada como la punta de lanza en el gran combate contra los problemas ideológicos que habían llevado a vacilaciones, empujando al movimiento a su derrota militar. Como “acto de justicia”, le llamaron a este proceso “peludización” en reconocimiento al papel que habían jugado los cañeros fundadores del MLN.
Eleuterio Fernández Huidobro puntualiza algunas críticas, con respecto a este proceso. En primer lugar, cuestiona “ el proceso llamado de ‘recaracterización de los militantes'” (Fernández Huidobro, 2001:18) , que implicaba la creación de un “fichero” con información sobre los integrantes de la organización. Ello a su entender era nefasto para el movimiento en virtud de que empezaban a quedar registrados los datos de los militantes lo que constituía un riesgo desde el punto de vista de la seguridad. 63 En segundo lugar, critica el proceso de homogeneización ideológica , que se basó en la construcción de “Escuela de Cuadros”. Para Fernández Huidobro estas eran
trituradoras [por dónde] debían ir pasando los pobres tupamaros para ser cortados parejito sacándoles, como en máquina de picar en carne, las densas nervaduras pequeño- burguesas ‘causantes de la derrota del 72'. Y en tercer lugar, se detiene a criticar el proceso de proletarización de los militantes , que estaba destinada, según Huidobro, a dar cabal cumplimiento a la ‘autocrítica ”
Sobre este último aspecto añade además la polémica surgida entre los propios militantes en torno al uso de la terminología “proletarización” versus “peludización”. De este modo señala,
debe decirse que la palabra “proletarización” dio lugar a una polémica “de fondo” en el seno de la brillante Dirección que nos conducía. Finalizada la misma, que fue larga y tendida, emitieron el veredicto: En el “Partido”, la palabra que debía utilizarse era “peludización”. Gracias a esa genialidad, el proceso pasó a llamarse entonces “proceso de peludización de los militantes” y las profundas razones y significación de tal cambio fueron, para que nadie se animara a sonreír tan siquiera, eruditamente fundamentadas en largas diarreas teóricas abarrotadas de citas clásicas… (…). Pero, la “peludización”, esa cosa, no quedó reducida a libros: la militancia debió pasar por un dantesco proceso físico. “Peludizarse” era vestir, comer, cortarse el pelo de cierta manera, en especial las compañeras, realizan mucho trabajo físico y de ser posible vivir en colonias anaerobias… (Fernández Huidobro, 2001:18) .
En oposición a lo planteado por Fernández Huidobro, otro militante del MLN- T, Mario Córdoba, expresa un punto de vista distinto en torno a las discusiones procesadas por aquel entonces:
A mí me duele tanto ese libro del Ñato [Fernández Huidobro] , “En la nuca”, porque yo no conozco lo que él esta hablando, conozco lo que yo viví, cuando hablamos de peludización, era para ayudar a los compañeros a entender porqué la forma de vida del proletariado tiene todas las condiciones para desarrollar valores de socialización, de responsabilidad individual con mentalidad colectiva, la capacidad de organización y de subordinarse a organizaciones superiores (…). La diferencia de clase que había en ese momento en la lucha de los trabajadores en Uruguay. (…) De porqué el cañero no tenía nada para perder y todo para ganar. Entonces con la peludización no estábamos haciendo una idolatría del peludo, una idolatría del proletariado, no era nada más que para empezar a trabajar en valores. (…) Eran como los valores ideológicos básicos de los tupas. (…). Nunca es para ridiculizarlo así. A nosotros nos sirvió mucho como parte de la formación. (…) 64 .
Más adelante, en la misma entrevista Efraín Martínez Platero señala:
Se habló muchísimo de la peludización en los años 1974 y 1975 en Buenos Aires. Se habló muchísimo, tanto se habló que se impuso a uno de los cañeros en la dirección del MLN, que hacían Juan [Juan Bentín] y Pedro [Bandera Lima], que eran los cañeros, me iban a ver a mi, que yo ya estaba afuera del MLN, para que les enseñara a ver como se dirigía al MLN. Que te quiero decir con esto, que no era solamente la peludización, ni la proletarización, porque ellos eran tremendamente queridos y lo siguen siendo y son una imagen de lo que nosotros, más o menos los viejos militantes exigíamos de los compañeros, entrega total, sacrificio de un montón de cosas en aras de la revolución, yo te diría un idealismo como el que planteaba el Che Guevara, que la organización lo tuvo y lo tuvo muy fuerte” 65 .
En Cuba, y a través de la organización de las colonias de trabajo voluntario, es donde los tupamaros pudieron llevar adelante más claramente este proceso de proletarización.
La proletarización yo la pude llevar en Cuba, con más de cuatrocientos muchachos y muchachas, a partir de la creación de los lugares de trabajo voluntario, en las colonias de trabajo voluntario que se formaron allá. Y fueron dos los motivos por los cuales la impulsé, porque vi realmente que en Cuba querían entrenar a todo el mundo, sin justamente darle ese espacio de período de tiempo necesario para que un poco se hicieran hombres primero y después empezaran a pensar en agarrar un fierro y enfrentar la muerte o a matar a alguien. (…). Se formaron más de once colonias en Cuba (…). La idea no surgió de mí, la idea surgió de un compañero que murió en Bolivia, era un gurisito [Enrique Lucas López]. (…) 66 .
La salida de Chile: Buenos Aires y Cuba
Este exilio en Chile, fue breve, debido a que consumado el golpe militar el 11 de setiembre de 1973, la opción más segura comenzó a ser Argentina, que estaba viviendo una “primavera democrática” con la asunción de Héctor Cámpora como Presidente, el mismo año. El exilio de Chile duró tres años (1970- 1973), un plazo similar al que luego se daría en Argentina (1973- 1976).
Debido a las fuertes presiones de la derecha, los militantes uruguayos comenzaron a avizorar el golpe de Estado y advirtieron que los extranjeros serían los primeros perseguidos. En varias reuniones tanto con el MIR, como con miembros del gobierno se comenzó a planificar la salida de Chile. En julio de 1973, en un informe del Regional Santiago se señala:
En esta etapa debido a los planes y a la inestabilidad de la situación chilena se decide acelerar la evacuación del Frente. Hay un problema viejo que se arrastra y que en esta etapa hace crisis que es la seguridad. Esto afecta a todos los organismos del frente. (…). Afecta tanto al sector logístico, como al político, y en este último por la situación como se encuentran las embarazadas y niños lo que aumenta la debilidad del sector. Esto implica que en el sector debido al enlentecimiento de la evacuación, mala documentación y a la situación de los locales se decide: la búsqueda de nuevas infraestructuras, para lo que se crea un equipo con un fondo de dinero encargado de ello.
El 11 de setiembre de 1973, ya consumado el Golpe de Estado, la primera salida, es utilizar los apoyos que brindan algunas embajadas y refugios, como la de Suecia y Argentina, ya que la embajada de Cuba fue expulsada de Chile ese mismo día.
Ana Julia Herrera, finalmente se asila con su bebe en la embajada de Argentina,
el camino a la embajada fue espantoso, sentimos ametrallamientos, gente muerta en la calle tapada con cartones, con diarios, y nosotros esquivando (…) y en la esquina de la embajada, me dice Tencha, Ana bájate y corre, porque venían los tanques, rodeando la embajada. Y ahí me bajé, y con los gritos de los chilenos, bajé, agarré a mi hijo y empecé a correr (…). En la embajada éramos 1500, con un hacinamiento total (…). El ser humano en momentos difíciles puede convertirse en una bestia (…), había mercado negro y éramos todos latinos. (…) Hubo mercado negro, la gente que tenía plata pasaba mejor, porque les pedían a los funcionarios de la embajada y se surtían de chocolates, etc. (…). Porque éramos muchos y empezó a faltar la comida, comían los niños y el resto de vez en cuando.” 67 Y más adelante agrega “ cuando sacan a los uruguayos del Estadio van para allá, que los largan todos desnudos, envueltos en una frazada, eso fue espantoso. Muy mal, anímicamente, y muchos de ellos tenían a las mujeres embarazadas dentro de la embajada. (…) Finalmente nos sacan con asilo en tránsito para la Argentina. (…) 68 .
Ya desde antes del golpe de Estado, los tupamaros acordaron un plan que incluía la salida para Cuba de varios militantes, para entrenarse militarmente y volver a Buenos Aires. Algunos viajarían directamente a Argentina.
El MLN, resolvió también mandar a la Argentina a algunos/as pero, en ese caso, seleccionando a los/las que pensaba introducir, a veces para morir, en Uruguay nuevamente. No se quería transformar Argentina en un problema similar al de Chile (Fernández Huidobro, y Jorge, Graciela, 1993:41).
Dicho país ofrecía la ventaja adicional de que su posición geográfica le permitía transformarse en una retaguardia estratégica para acciones que tanto bolivianos, como chilenos y uruguayos pudieran planificar desde allí.
En el caso del MLN, por lo demás, fue una opción aconsejada por altos funcionarios del gobierno de la UP –por considerar que, en la situación de tensión que se vivía, la presencia de los tupamaros podía ser comprometedora- y también por dirigentes de distintos partidos de izquierda, incluido el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) (Aldrighi y Waksman, 2006:35) .
Luego de que la organización decidió evacuar Chile, comenzaba la importante tarea de contactar a los cientos de militantes que se encontraban en el país, y que por diferencias con la dirección, habían perdido contacto.
Al principio ello consistió en salir con uno o dos vehículos a recorres ciertas calles de Santiago y “encontrar” gente. Se hacían de diez a doce “encuentros” casuales por día y se trataba de “aislar” a esos compañeros/as que muchas veces eran familias con niños (Fernández Huidobro, y Jorge, Graciela, 1993:43).
La decisión de trasladarse para Argentina, no fue para nada arbitraria, sino que respondió a la decisión política de comenzar a acercarse al país, con la perspectiva de dirigir el Regional Uruguay y participar en las acciones de la recién constituida JCR.
El Golpe de Estado y los presos en el Estadio Nacional
Desde el día mismo del golpe, los latinoamericanos que se encontraban fundamentalmente en Santiago de Chile, comenzaron a ser duramente perseguidos, detenidos y trasladados al Estadio Nacional de Chile.
La hostilidad latente en la población de derecha se manifestó en toda su crudeza: muchos señalamientos a las fuerzas de seguridad provinieron de los vecinos, en especial de las zonas de residencia de la burguesía. No obstante, algunos fueron auxiliados por chilenos opositores a Allende (Aldrighi y Waksman, 2006:81).
Ana Julia Herrera, señala por ejemplo,
Después del golpe, el primer discurso es contra los extranjeros, que a presentarse, y ahí empiezo a tener las amenazas de los vecinos (…). Una mujer esposa de un militar, por ejemplo te digo un caso, hubieron muchos, que ese fue muy fuerte porque yo creo que ella lo iba a hacer, que no podía tener hijos, y siempre me había dicho, hay la Ana María, que linda guagua que va a tener con lo linda que es ella, (…) y cuando ella se entera que me ve ahí con el bebe y (…) que están llamando a los extranjeros, le dice a la dueña de casa (…) si ella no se presenta, yo la voy a denunciar porque yo me quiero quedar con el niño 69 .
La dirección del MLN-T en Chile en ese momento, decide
hacer una recorrida por todo el frente para conocer la situación de los compañeros, de los locales y materiales de la organización, globalidad que en ese momento no se logra tener por la imposibilidad de conectarse con toda la gente. Los compañeros que venían trabajando en el MIR se integran a sus lugares de combate que tenían establecidos antes del golpe, la gran mayoría de ellos quedan sin dirección en cuanto a que hacer y otros compañeros que esperan en sus lugares sin que lleguen las armas para actuar 70 .
Para el caso de los uruguayos, el 11 de setiembre de 1973, fueron trasladados al Estadio Nacional 64 personas: 55 hombres y 9 mujeres. La mayoría de los extranjeros –que no pudieron salir de Chile- fueron detenidos en días cercanos al golpe de Estado. Como veremos más adelante, los nueve uruguayos desaparecidos en Chile, fueron detenidos y posiblemente asesinados los primeros días después del golpe.
Entre los 64 uruguayos presos en el Estadio Nacional, había personas de distinta procedencia política,
la mayoría eran disidentes del MLN, esto es miembros de la organización que discrepaban con su dirección; había también integrantes oficialistas del MLN, cuatro comunistas, dos socialistas, varios independientes y algunos más que ni siquiera habían tenido nunca algo que ver con la izquierda (Aldrighi y Waksman,2006:85) .
Muy importante fue en este período, el papel que jugó el embajador de Suecia en Chile, Harald Edelstam, por la libertad de los uruguayos detenidos en el Estadio. Las autoridades de la cárcel, deciden que todos los extranjeros serían enviados a las embajadas y trasladados a sus países de origen. En el caso de los uruguayos, ello implicaba, años de prisión en las cárceles de la dictadura en nuestro país. Luego de varias tratativas, ante ambas embajadas, el embajador sueco logra que en el caso de los uruguayos, sean trasladados a Suecia, en calidad de refugiados.
Por otra parte, cuatro días después de consumado el golpe de Estado, los miembros del Regional Santiago del MLN-T logran reunirse con el grupo dirigente del MIR, y estos señalan
con respecto a los extranjeros sus planteos son: imposibilidad de bancarlos por lo que implicaba en cuanto a su seguridad y su incapacidad de poder ofrecer una infraestructura para esto. (…) A partir de este momento y viendo que la única posibilidad era la evacuación masiva de los compañeros, se empieza a ver su instrumentación 71 .
Tupamaros desaparecidos en Chile
Más allá de la decisión de evacuar a los militantes tupamaros que se encontraban en Chile, antes del golpe de Estado, por diversos motivos hay algunos que permanecen allí. De los nueve uruguayos que desaparecieron en Chile durante la dictadura militar, siete eran militantes tupamaros. Ariel Arcos, Juan Ángel Cendán Almada, Julio César Fernández, Alberto Mariano Fontela Alonso, Arazatí López Lopez, Julio Enrique Pagardoy, Juan Antonio Povaschuk Galeazzo, fueron secuestrados y desaparecidos por la dictadura militar chilena 72 .
En setiembre de 1973, son detenidos en la zona de Cajón del Maipo, Ariel Arcos Latorre, y Enrique Pagardoy Saquieres. Ambos estuvieron detenidos, en la Comandancia del Regimiento de Ingenieros Ferrocarrileros de Montaña en Puente Alto. Pocos días después, el 29 de setiembre de 1973, es detenido también en el Cajón del Maipo, Juan Antonio Povaschuk. Era estudiante de Ciencias Económicas y estuvo detenido, en la Comandancia del Regimiento de Ingenieros Ferrocarrileros de Puente Alto.
Según la Investigación Histórica sobre Detenidos- Desaparecidos de la Presidencia de la República, los tresjunto con otros exiliados uruguayos vivían en la localidad de El Ingenio; luego del golpe de Estado , decidieron cruzar por la cordillera de los Andes hacia la República Argentina. El grupo se dirigió hacia la localidad de El Volcán en el Cajón del Maipo. Mientras Arcos y Juan Povaschuk (uruguayos) se adelantaron para reconocer el terreno, los demás integrantes, entre los que estaba Enrique Julio Pagardoy, se refugiaron en una mina abandonada que había cerca del lugar. Al día siguiente fueron sorprendidos por Carabineros y conducidos a la comisaría de la localidad donde se los interrogó y sometió a malos tratos. En horas de esa misma noche fueron sacados por militares del llamado Regimiento de Ingenieros Ferrocarrileros de Puente Alto y conducidos hasta el cuartel, donde volvieron a ser interrogados y golpeados, ahora por personal de inteligencia vestidos de civil. Allí vieron que también estaban detenidos Ariel Arcos y Juan Povaschuk (Presidencia de la República, 2007:532).
La misma investigación señala que, posteriormente los militares separaron al grupo y a los hombres de las mujeres. Tres integrantes fueron conducidos en autobús al Estadio Nacional mientras Ariel Arcos, Enrique Pagardoy y Juan Povaschuk permanecieron en el Regimiento. Desde entonces no se volvió a saber más de ellos. Probablemente, Ariel Arcos, falleció a fines de setiembre de 1973. Sus restos aún no han sido ubicados. Según la Investigación Histórica sobre Detenidos- Desaparecidos citada anteriormente, Juan Povaschuk, falleció a comienzos de octubre de 1973. Enrique Pagardoy, fue visto con vida por última vez la última semana de setiembre del mismo año. Sus restos aún permanecen desaparecidos.
El 12 de setiembre de 1973, son detenidos Juan Ángel Cendán Almada y Alberto Fontela. El primero era empleado del Hotel Tupahue en Santiago de Chile y tenía una hija recién nacida en Uruguay. Alberto Fontela, era empleado del restaurante Nahuel también en Santiago, y estando en preso en Uruguay se amparó al recurso constitucional que le permitía salir del país, viajando a Chile. Estuvieron detenidos en la Escuela Militar "Bernardo O´ Higgins"; y posteriormente son trasladados al Regimiento de Artillería Nº 1 “Tacna”, en San Ignacio. Según la Investigación Histórica sobre Detenidos- Desaparecidos de la Presidencia de la República, posiblemente fallecen el 13 de setiembre de 1973, arrojados al mar frente a las costas de San Antonio, (según Informe de las FF. AA. y Carabineros de Chile) (Presidencia de la República, 2007:568) .
El 14 de setiembre de 1973, es detenido en su domicilio de Santiago de Chile, Arazatí Ramón López López. Entre el 24 y el 26 de octubre, su cuerpo aparece en la vía pública, con señales de disparos de arma de fuego. Los trabajos realizados por la Comisión de Verdad y Reconciliación encargada por mandato del Poder Ejecutivo Chileno de investigar las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos permitieron en noviembre de 1994,
tras las exhumaciones realizadas en un cementerio clandestino de Santiago, conocido como Patio 29, así como en virtud de los estudios llevados adelante por antropólogos forenses, determinar que uno de los restos inhumados en ese lugar eran los del uruguayo Arazatí López. En ese lugar habían sido sepultados sus restos junto a los de otras 123 personas (Presidencia de la República, 2007:512) .
El 17 de diciembre de ese mismo año, fueron repatriados e inhumados en Montevideo. Este caso, fue el del primero uruguayo desaparecido de quien se supo su destino final.
Un mes después, el 11 de octubre de 1973, es detenido en su domicilio de Santiago de Chile, Julio César Fernández. Había llegado a Chile en agosto de 1972, donde se había integrado al MIR. Es detenido en la Escuela de Paracaidismo de Colina (FACH); y luego trasladado luego al Campamento Nº 2 de Prisioneros del Regimiento Escuela de Ingenieros Militares de “Tejas Verdes” en Santo Domingo. Según la Investigación histórica sobre Detenidos- Desaparecidos de la Presidencia de la República, posiblemente fallece el 1º de noviembre de 1973, arrojados al mar frente a las costas de San Antonio (según Informe de las FF. AA. y Carabineros de Chile) (Presidencia de la República, 2007:568) .
Estas historias, se unen a la de los muchos uruguayos que permanecieron detenidos en varios regimientos de Santiago, y son una parte importante de la suerte que los militantes tupamaros vivieron en la tierra de Allende, luego del golpe de Estado.
Fuente: http://encuru.fhuce.edu.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=59:tupam
Tupamaros exiliados en el Chile de Allende (libro)
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